Bienvenidos a mi web

Soy médico especialista en Medicina Interna Cuando estaba terminando la especialidad en el Hospital Clínico San Carlos, por allá en el año 2001, tuve la oportunidad de rotar en el servicio de Hospitalización Domiciliaria.

Desde el hospital, nos desplazábamos al domicilio del enfermo; la mayoria eran enfermos con patologias crónicas y otro porcentaje, eran pacientes con cáncer en estadío final. Fué mi primer contacto más largo y continuado con las personas al final de la vida y todo lo que esto implica. En el hospital, había visto enfermos morir; la muerte, no me era extraña: en urgencias (enfermos que no conocía), en la planta ( a veces, un enfermo muere durante un ingreso).

Pero ahora, acompañabamos al enfermo durante sus últimas semanas o incluso meses. Me encontré que en este proceso, era importante aliviar el sufrimiento físico debido a los síntomas derivados de la enfermedad en fase final: dolor, nauseas, vomitos, estreñimiento, disnea ( sensación de falta de aire). Esto lo sabía hacer bien, contaba con muy buenos especialistas en mi servicio, de quienes aprendí la Medicina Interna; y yo por mi parte, me aplicaba en estudiar. Pero también me encontré de una manera más directa con otro tipo de sufrimiento que padecen los enfermos y sus familiares, el sufrimiento emocional derivado de la ansiedad ante la amenaza de la muerte, la tristeza por todas las pérdidas a las que se ve enfrentada la persona en este proceso hacia el fin de su vida, la impotencia de la familia que ve cómo su enfermo se "le va yendo" y la frustración que esto despierta, porque cuando la muerte te mira, no perdona. Y aún más, el sufrimiento espiritual, por la ausencia de sentido, los proyectos no acabados, la desesperanza, por algún conflicto familiar, el deseo de perdón (por tal vez tener la sensación de haber hecho daño a alguien).

Ante este sufrimiento me encontré sin herramientas. No me habían enseñado durante la carrera ni durante la especialidad, cómo abordar el sufrimiento emocional, el sufrimiento espiritual. Aprendí que ante este, debía despojarme de la bata blanca y ser simplemente un ser humano que se acerca a otro ser humano. Y esto me lo enseñaron ellos: los pacientes. Aquí nació mi vocación: dedicarme a la atención de los enfermos que se encuentran en el final de su vida. 

Pero debería adquirir más conocimientos para poder ofrecer una ayuda realmente eficaz a mis pacientes, y entonces, vino el Máster de Medicina Paliativa y tratamiento de soporte del enfermo con cáncer, que realicé en el Hospital La Paz, entre los años 2004 y 2005. En la Medicina Paliativa encontré ese enfoque integral del paciente, el modelo bio-psicosocial, que atiende a todas las dimensiones del ser humano; encontré una medicina humana, cercana, eficaz y eficiente....y ya no hubo marcha atrás. 

Mi Motivación

 

Esta página está dedicada a los pacientes. Mis pacientes del pasado, que ya no están y mis pacientes del presente. Ellos son mis grandes maestros; su cariño y agradecimiento me incentivan a continuar a pesar de las dificultades, a seguir aprendiendo, a seguir formándome, para ser una profesional competente, por ellos y para ellos.
También deseo que esta página pueda ser de utilidad para lograr un acercamiento y una comprensión del proceso de la muerte.  Pienso que es importante crear en nuestra sociedad una conciencia de la muerte.  A lo largo de estas páginas, el lector comprenderá el porqué; y como dicen Marie de Hennezel y Jean-Yves Leloup en su libro El arte de Morir. Tradiciones religiosas y espiritualidad humanista frente  a la muerte: “ En un mundo que ha enmudecido frente a la muerte, que ha vaciado de sentido las grandes tradiciones religiosas y que se ha recluido en los progresos tecnológicos, el ser humano debe poner la muerte en el sitio que siempre le ha correspondido, que es en el ámbito de lo sagrado, en el corazón de la persona, en el corazón de la humanidad”.