La Comunicación al final de la vida

 

Otro de los aspectos más importantes en la atención a enfermos al final de la vida, es la comunicación. No es fácil hablar de este tema, o escuchar a alguien (por ejemplo a una persona a punto de morir) hablar de elloLa primera duda de muchos cuando están con una persona enferma es: ”no sé qué decir”, y nos obsesionamos con la idea de que debemos decir ó hacer algo agradable, nos esforzamos en mantener una conversación cuando tal vez la persona necesita tranquilidad, o no paramos de hacer cosas cuando la persona necesita que se detengan a escucharla.

Estamos habituados a relacionar “la comunicación” con el hablar, el intercambio de ideas, el “bla, bla, bla”. Pero este no es el fin de la comunicación y con el enfermo terminal, toman más importancia otros aspectos que intervienen en la comunicación, como es la información no verbal (todo lo que acompaña, excede ó implica un mensaje) que transmitimos a través de gestos, de actitudes, de acciones, de rechazos, de negativas, de incoherencias entre lo explicado y lo aconsejado, etc.

Y tal vez la primera pregunta que deberíamos hacernos, es: ¿sé escuchar? En situaciones de tanto sufrimiento, con la amenaza constante de la muerte, nos preguntamos si el enfermo es capaz de llevar una comunicación sincera, de encajar la verdad; deberíamos también preguntarnos si nosotros somos capaces de mantener una relación con alguien que quizá va a morir muy pronto y lo sabe.

La clave para una buena comunicación es sintonizar con las necesidades del moribundo, sin proyectar nuestros propios temores y sentimientos. Las personas que trabajamos con enfermos al final de la vida, sabemos cuan importate es permitir, que sea él quien controle el ritmo y contenido de la comunicación. Es preciso crear un espacio para que el enfermo pueda hablar de lo que le ocurre, lo que significa para él, su confusión, sus creencias o no en un más allá…pero si el enfermo no quiere hablar, también hay que respetar su derecho al silencio.

Debemos abrir nuestro corazón y abandonar la mente egocéntrica, centrada en nosotros mismos, pendiente de nuestros propios pensamientos y necesidades,  sin etiquetar ni juzgar; así, con el corazón abierto, se puede establecer un puente entre los dos para iniciar una verdadera comunicación.

A veces, los que están alrededor del enfermo, dedican muchos esfuerzos en evitar que el enfermo sepa la verdad, que "se entere de su situación"; pero el enfermo se da cuenta de estos juegos. Pues él es quien está padeciendo la verdad de la enfermedad en su propio cuerpo, día a día.

Y a propósito de la verdad: ¿es conveniente decir la verdad al paciente? La pauta en Cuidados Paliativos es: “la verdad que cada uno pueda soportar y encajar”. Hoy en día, en algunos sectores profesionales, se tiende a "sobreinformar" al enfermo. La información sobre la enfermedad, y su pronóstico cuando este es grave , debe corresponder a profesionales cualificados y entrenados en la "Comunicación de las malas noticias". Pues tan contraproducente es ocultar información a un paciente que la está pidiendo a gritos, como soltarle de cuajo la realidad de su situación a un enfemo que "no quiere saber nada, ó sólo quiere saber lo mínimo". Si prestamos atención a la forma de comunicación que la persona ha elegido, sabremos si desea hablar de la verdad ó no. 

La comunicación sobre diagnóstico y pronóstico de la enfermedad, corresponde a los profesionales. Y cómo pueden ayudar los familiares y allegados al enfermo? no creándole confusión. Y esta se genera al intentar despistar o negar los sentimientos y percepciones del enfermo: "venga, no llores", "no estés triste, a levantar ese ánimo", "hoy estás mucho mejor", "ya verás como esta doctora tan maja que viene a verte a casa, te cura".

El enfermo se da cuenta, capta cuando el mensaje que está recibiendo no va de acorde a los gestos que ve, a las caras llorosas de sus familiares, a quienes conoce bien. Este tipo de comunicación causa soledad. Todo ser humano merece respeto, y más cuando una persona está muy enferma, merece que se respete lo que siente, de lo contrario se siente sola, porque está viviendo algo que nadie puede comprender.