ATENCIÓN ESPIRITUAL : EL PROCESO DE DIGNIFICAR LA ENFERMEDAD Y LA MUERTE

Desde principios de los años 90, se comenzó a reconocer el papel de los cuidados espirituales como una dimensión de los cuidados paliativos. Este interés comenzó de la mano de investigadores como Christina Puchalski, Harvey Chochinov de la George Washington University, entre otros.

Y esto fue a raíz de investigaciones que indicaban que los pacientes en general recurren a la espiritualidad y religión como ayuda para abordar enfermedades físicas graves, así como también que muchos preferirían abordar estos temas con sus cuidadores ( Post SG, Puchalski CM, Larson DB: Physicians and patient spirituality: Professional boundaries, competency, and ethics. Ann Intern Med 2000;132:578–583).

En una encuesta, con una muestra de 1.200 adultos estadounidenses se encontró que poco más de la mitad de los encuestados manifestaba una necesidad de compañía y apoyo espiritual en sus últimos días. Aunque la mayoría elegiría a su familia (81%) o amigos cercanos (61%), un 36% recurriría al clero, y el 30% elegiría médicos para dicho apoyo. Casi el 40% de los encuestados indicó que, si morían, tener un médico que estaba en sintonía espiritual con ellos sería muy importante. (The George H: Gallup International Institute. Spiritual beliefs and the dying process. Princeton: The George, 1997).

Pero es más en los últimos diez años cuando cada vez se ha dado más importancia y se ha reconocido la función de los aspectos religiosos y espirituales en la adaptación a las enfermedades graves. Ya está suficientemente documentado el valor del apoyo psicológico y el bienestar espiritual y hay datos suficientes sobre el  impacto negativo que tiene el sufrimiento espiritual en la salud y en síntomas tales como el dolor, depresión, ansiedad, nauseas y vómitos.

En España, en 2004 desde la SECPAL (Sociedad Española de Cuidados Paliativos), se creó un grupo de trabajo sobre “Dimensión Espiritual en Cuidados Paliativos” cuyo objetivo fue revisar experiencias sobre esta dimensión espiritual en Cuidados Paliativos, proponer medidas de mejora de la atención espiritual de enfermos y familias y mejorar la formación de los profesionales en este campo.

Se ha esta demostrado que el bienestar espiritual se correlaciona significativamente con adaptación y mejor control de síntomas físicos y psicológicos, y una mejor calidad de vida independientemente de la percepción que se tenga de la gravedad de la enfermedad. Esta relación ha quedado específicamente demostrada en pacientes con cáncer y en centros de cuidados paliativos.

A qué nos referimos cuando hablamos de espiritualidad,

cómo se manifiesta en el ser humano?

 

Después de muchos años de  ver enfermos y circunstancias de todo tipo cuando la muerte va llegando, y aún circunstancias incluso misteriosas que escapan a nuestro entendimiento, cuando la persona está en sus últimos días, o en sus últimas horas; he llegado al convencimiento de que somos algo más que entes "psico-físicos; el cuerpo y el físico no lo dicen todo del hombre, hay algo más. Hay manifestaciones del enfermo, necesidades que expresa, que no se pueden encuadrar dentro de lo psicológico o lo emocional. Y estas manifestaciones, pertenecen al terreno de lo espiritual.  El ser humano tiene una dimensión espiritual, que tiene su propia expresión y manifestación, y que está estrechamente relacionada con los aspectos físicos, psicológicos y religiosos.  

El concepto de espiritualidad es uno de los que más ha evolucionado a lo largo de la historia; hay tantas definiciones como culturas y escuelas filosóficas.  A grandes rasgos, se establece como un componente humano universal  que tiene que ver con el cuestionamiento existencial del hombre, con la capacidad humana de vincularse con valores, que llevan al hombre a la búsqueda de sentido y que abre la posibilidad auto trascendente.

Otros aspectos que se identifican con esta dimensión incluyen: sensación de paz, Fé y conexión (en forma de unión a otros o a Dios).

El grupo de trabajo sobre espiritualidad de la SECPAL refiere que la espiritualidad no puede encerrarse dentro de una creencia religiosa, ni definirse en términos concretos ni cerrados pero sí identifican algunos elementos característicos comunes a la dimensión espiritual del ser humano:

Búsqueda, anhelo, aspiración: el ser humano, siempre está en búsqueda: mayor felicidad, mejor conocimiento de uno mismo, paz interna, reconciliación con su gente, profundidad etc.

Sentido: las personas tendemos a vivir y actuar de forma congruente, es decir, aplicando un determinado sentido a lo que somos y lo que hacemos. De ahí que no nos sintamos cómodos cuando no encontramos nuestra propia lógica interna. 

Conexión: el hombre se define como ser-en-relación, sea consigo mismo, con los otros o con una realidad que le trasciende. La capacidad de profundizar en estos vínculos nos hace sentirnos que formamos parte de un todo al que pertenecemos. 

Trascendencia: Por trascendencia entendemos la capacidad de expandir el ser más allá de los confines comunes de las experiencias cotidianas, la capacidad de abrirse a nuevas perspectivas desde unos criterios distintos a la lógica racional y cartesiana y que permiten aventurarte a espacios vitales de encuentro con algo o alguien que nos supera y en lo que encontramos sentido.

– Valores éticos: detrás de toda experiencia espiritual hay unos valores éticos concretos, más o menos explícitos. Valores como amor, paz, serenidad, generosidad, etc., aparecen con frecuencia. Los valores marcan la existencia y la búsqueda del ser humano suele estar guiada por los valores éticos centrales de la persona. Trabajar el eje de los valores morales puede ser muy útil, pues te conecta con las opciones vitales de fondo que pueden ser una fuente de sentido.

 

P. W. Speck, en el manual de Oxford de Cuidados Paliativos, describe la espiritualidad desde tres dimensiones:

  • La capacidad de trascender lo material
  • La dimensión que tiene que ver con los fines y valores últimos
  • El significado existencial que cualquier ser humano busca.